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Los contratos de trabajo pueden rescindirse por causas ordinarias o extraordinarias: la rescisión ordinaria suele abarcar la redundancia o la incompetencia. En cambio, las rescisiones extraordinarias cubren situaciones en las que un empleado actúa deliberadamente para sabotear las operaciones del empleador.

Los empleados deben ser informados del motivo de su rescisión y deben recibir la oportunidad de defenderse o explicar sus acciones.

Los empleados cuya rescisión se deba a causas ordinarias, es decir, redundancia o incompetencia, tienen derecho a un periodo de aviso de al menos 15 días antes de la rescisión.

• Hasta 1 año de empleo: 15 días de periodo de aviso
• 1–2 años de empleo: 30 días de periodo de aviso
• 2+ años de empleo: 30 días, más 2 días por cada año adicional trabajado

Los empleados despedidos por faltas demostrables tienen derecho a solo 15 días de periodo de aviso antes de la rescisión.

Sin el periodo de aviso correspondiente, los empleados tienen derecho a recibir una indemnización por despido equivalente a un mes de salario multiplicado por el número de años que el trabajador/a haya permanecido con el empleador, hasta 25 años.

Los periodos de prueba pueden durar hasta 6 meses y los empleados deben ser informados al menos 7 días antes de la rescisión por un rendimiento insuficiente durante el periodo de prueba.